Les contaré una anécdota, Carolina, quien es directora en Creamos me contó que su hijo debía preparar un trabajo en el marco de la conmemoración del 8M y que “ha que no adivinaba a quien había elegido”. Para mi sorpresa, hablaría de la “Queen”, sí, la incomparable reina del soul.
Al igual que yo, ella es una devota fan de la más grande, Aretha Franklin. Y lo ha hecho tan bien como mamá (por esto y muchas cosas más) que ha inculcado el gusto por la buena música y que a su corta edad valore la historia y el legado de una gran mujer. ¡Que esperanza me da ésta nueva generación!.
Ha sido un tiempo duro, es más, estaba decidida a no escribir o manifestarme en este día. Pese a que dirijo una empresa compuesta por mujeres, estoy formando una organización cuyo propósito principal es entregar herramientas y recursos a jefas de hogar del mundo. Es decir, estoy consciente de cuanto falta por hacer aún para que haya verdadera equidad.
Pero, el hecho ocurrido con Carolina y su hijo Simón, sin quererlo, me llevó a no sólo escuchar el mejor soul, sino que terminé viendo “Respect: la historia de Aretha Franklin”, una película estrenada en 2021 que cuenta la historia de la cantante. Su vida, para quienes no lo saben, no fue siempre de éxitos, si no que estuvo marcada por una infancia con abandono, pérdidas y abuso. Tal como muestra la cinta y, también, algunos de los libros que se han escrito en su memoria; “sus demonios” la persiguieron gran parte de su vida, lo que incluso la llevo a tener problemas de alcoholismo.
Reconozco que mi admiración por ella no viene “solo por su talento”, sino que es su historia y fortaleza lo que – de una u otra forma – me identifica, en especial la relación con su padre y el efecto de la temprana partida de su madre. Al menos eso era hasta ahora, pues la narración de su vida me hizo recaer en varios puntos:
- En sus primeros años, Aretha no tuvo “éxitos”, ¿cómo pasó a ser lo que conocemos hoy?, la diferencia estuvo el día que decidió “tener su propia voz”, cantar no lo que dijera su padre o su marido (ambos fueron sus mánager), si no lo que a ella le hacía feliz.
- Aunque la violencia estuvo presente en su vida, logró creer en ella y cortar con ese círculo, consiguiendo incluso dirigir la producción de su música. Empoderarse en lo económico, trabajar con tantos hombres y ser una líder en una época donde, simplemente, no se nos tenía en cuenta.
- Aparte de su privilegiada voz, lograba dominar el espacio, cuando trabajaba (en el estudio o en el escenario mismo) imponía un “esto es cosa mía, yo soy la que tiene la voz cantante”.
- La resiliencia femenina es enorme, de los momentos más duros nos paramos. Enfrentamos el dolor y, simplemente, sacamos nuestra mejor versión, de ahí salen siempre las mejores cosas. Una fortaleza que muchas veces (o casi siempre) no somos capaces de autovalorar. En el caso de la “Queen”, de su época más oscura, renace con el que es para muchos, el mejor disco de su carrera: Amazing Grace.
- Por último, que importante es apoyarnos entre mujeres. Generar impacto, sin sentirnos amenazadas entre nosotras mismas. Esa competencia tan “patriarcal”, se puede sustituir uniendo nuestra fuerza y valor. Tal es el caso de Aretha y el inmenso apoyo que tuvieron en su vida y en su carrera sus hermanas Ema y Carolyn (por si no sabía, Ain’t No Way, fue escrito por Carolyn… un tema que simplemente, amo).
Sinceramente, sé que nos falta tanto por alcanzar. Todavía nos cuesta “tener nuestra propia voz”, la violencia sigue presente y no me refiero (claro está) a tan solo a la física, el empoderamiento económico no es transversal.
Sin embargo, gracias a Simón y la Queen, resoné que el cambio parte por nosotras, por importarnos y, también, al valorar a las mujeres que tenemos a nuestro lado.
Así que hoy, mañana y siempre, TODAS, juntas unidas por más Igualdad y Respeto.
Bonus: Les comparto esta actuación de la queen en el Kennedy Center Honors en 2015.